El espectro monstruoso.
Me encuentro en un lugar
lejano: un río sangriento, un olor putrefacto. Penumbra total. Estoy muy
asustado, mi cuerpo se entumece, mi vista se nubla, siento un extraño ruido, un ruido de muerte. Camino por un
cementerio sin rumbo, sin fin. El sendero es oscuro; la espera, incierta; la
inquietud me abruma. Me desespero, busco ayuda inútilmente, logro perderme más.
Es un paisaje desierto y sombrío, con árboles secos y quemados; y sin un alma.
De repente, una sensación
me consume, siento la presencia de un ser maligno, un ser inhumano. En el vacío
de la oscuridad distingo una calavera, una ooz y una penetrante mirada roja. En ese momento
me doy cuenta: me encuentro con la muerte, nada puedo hacer ya, mi destino está
marcado. Giro hacia atrás para observarlo mejor, y acá se encuentra, sentado en
un tronco debajo de un árbol, esperando.
Aguardando mi caída, entre las sombras, mirándome con su vista fija en mí.
Entonces le pregunto:
“¿Que quieres de mí?” el silencio me responde
“¿Quieres matarme acaso?”,
insisto.
Tal vez…
Mi cuerpo se entumece, no
me puedo mover, siento que mi corazón se detiene. De repente, parpadea y dice:
lo curioso de la vida es
que nunca sabes cuándo acabará…
Me despierto en mi casa,
ya no se siente ningún hedor, estoy todo transpirado y agitado. Me relajo,
estoy a punto de dormirme cuando siento un leve murmullo:
No te duermas, te sigo
observando…